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Adiós a La Aldea del Obispo |
14
de febrero 2020.- QUINTA ETAPA DEL MOZÁRABE A TRUJILLO. DESDE LA ALDEA DEL OBISPO HASTA
TORREJÓN EL RUBIO.
Fueron casi 30 la
mayoría por carretera los kilómetros recorridos hoy, por algunas idas y venidas, vueltas y revueltas, recuperando caminos en lugares complicados.
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Recién nacido, no se aguanta en pie |
Salimos de este acogedor y grato pueblo buscando
Los Tozuelos de Miramontes para volver a retomar la carretera de ayer. Salida
hacia el cementerio superando una pequeña laguna a la derecha, el camino tal
como nos confirmó Toñi es amplio y transitable sin problemas por ser el de
acceso a diferentes fincas, se va haciendo más estrecho pero sigue sin
problemas.
La etapa muy entretenida y de las que se vive a veces soledad, a veces paisajes llenos de atractivos y al final ganas de que se termine la carretera pero los entornos son gratos.
Al llegar a la zona de Los Tozuelos de
Miramontes y salvando los portillos vemos llegar un coche en el que vienen
justamente los de Los Tozuelos, aquí es donde el Señor Ortega indica que por el
carril que han venido ellos se puede salir a la carretera, pero hablando con
ellos les preguntamos si para evitarla como ven ellos continuar por la VP, contándoles
la aventura de ayer, nos dicen que el sendero de paso de ganado lo podemos
seguir que no está mal y en unos tres kilómetros hacía allí arriba, nos lo
señala, nos acercaremos a la carretera pero que deberemos seguir de este lado de
la alambrada de la finca hasta encontrar unas “angarillas” para ya salir a
ella.(Tengo duda si me dijo angarillas o andarillas porque como angarillas no
me cuadra a menos que sea palabra local, él la empleo como lugar para “saltar”, pasar la alambrada o cerca).

Sin más de particular sobre las dos y
media entramos en Torrejón, aquí viene la “anécdota” que vamos a relatar sin
opinar pero que se puede interpretar perfectamente. Previamente y siguiendo la
guía el alojamiento disponible aquí es la Cañada Casa Rural, habíamos llamado
igual que los demás sitios una semana antes y nos dijo que estaba todo completo
que no había nada, se le insistió, se le dijo que el Sr. Ortega la tenía como
alojamiento posible ya que éramos peregrinos y éramos tres personas, una triple
o si fuese necesario una doble y un sofá o lo que fuese, el día antes de llegar
recibo llamada de Pilar diciendo que ya está solucionado que podemos dormir en
su Casa, mi gran fallo no preguntar precio, confiaba en lo de que éramos
peregrinos y tendría precios asequibles.

Cuando llegas de hacer treinta kilómetros, por campos y carretera llega un
momento que ya no tienes ganas de nada, lo aceptamos, necesitamos ducha y
comer. Al ir al restaurante cercano que es hostal también de nombre Carvajal,
le pedimos a Pilar llave de una habitación y resulta que está rota inservible y no tiene recambio para darnos hasta que no venga mañana la limpiadora, total todo el tiempo sin llave de la puerta.
En el Carvajal nos dan de comer de menú,
bien, y hablando con el camarero que por cierto recuerda los pasos del Sr.
Ortega por allí, le preguntamos si tienen habitaciones dobles e individuales y
nos dice que sí. Lástima que no lo tengan en la guía o no haberlo sabido antes.
En fin de todo hay en la Viña del Señor.

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Por la tarde noche recorrido del pueblo y
tapeo en el Bar Pleyades, precios buenos y calidad, recomendable, estaban a
tope pero al ver nuestro aspecto peregrino nos atendieron enseguida y muy bien,
a degustar la ensalada enorme de
ahumados y las croquetas surtidas acompañadas del vino Guadiana de la tierra por
cierto a mejor precio que en Trujillo.
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